Nunca me había parado a pensar el por qué, el por qué de las cosas, la causa o razón de nuestras acciones , ¿Por qué lloramos? ¿Por qué reímos? ¿Por qué amamos?
La respuesta es muy sencilla, la vida es un camino , lleno de obstáculos y problemas que debemos sortear para llegar a la meta; La felicidad. Hay gente que nunca llega a su meta, y que se quedan atrancados a mitad de camino, que se caen y no se vuelven a levantar, otros que llegan a su meta demasiado pronto y maduran rápidamente .Yo , todavía no he encontrado la mía, pero si algo tengo claro, es que llegaré a l final.
¿Qué pensar? ¿Qué sentir? ¿ Qué amar? Son cosas que no dependen de nosotros mismos, ni de nuestras decisiones, nosotros no elegimos amar al chico o la chica equivocada/o, no elegimos sentir pena o miedo, no elegimos pensar lo que no nos gustaría pensar. No elegimos leer esta historia, y sin embargo aquí estás, sintiendo y leyendo cada palabra intentando comprender. Y te gustaría no creer, y sin embargo crees ...
Hace años que veo a una mujer mayor sentada en el muelle, con sus piernas metidas en el mar, siempre lleva un camisón blanco, que combina con sus canas, ya marcadas por la edad y por los años y las historias que ha vivido.
No entendía, no comprendía el por qué pero hace ya unos días que pude comprender al fin y sentí un alivio en mi interior.
La mujer, está esperando, sí esperando su felicidad. Hace millones de minutos que espera a su marido que se marchó una mañana a pescar y nunca regresó, pocos días después de marcharse el pueblo recibió la noticia de que todos los tripulantes y pescadores de aquel barco habían muerto a causa de una tormenta. Todos, absolutamente todos han intentado convencer a la vieja que torzuda y testadura, espera, en el muelle, días, noches, llueva, o truene a él, a su amor.
No consigue creer del todo que él ya no va a volver y que nunca podrá verse reflejada en sus ojos. Por ello, la locura se ha apoderado de ella y por ello llora en silencio mientras cree que el agua, donde en algún lugar está él roza sus piernas y no puede evitar creer que es él...
Supongo que algún día la mujer se encontrará con el y lograra ser feliz, mientras tanto vive, en aquel mar que ha echo su hogar y que hoy es más salado gracias a sus lágrimas.
María y Andrea.
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