Bernabé y la montaña marrón

miércoles, 4 de mayo de 2005
Era 15 de julio, un caluroso día de verano cuando Bernabé despertó del accidente. Llevaba tres semanas en el hospital Valle.

Él no recordaba nada, y los médicos no sabían que le pasaba. Sus familiares y amigos estaban muy preocupados ya que el aún no había recobrado el habla.

Pasaron las horas, y cuando estuvo a solas con el doctor, nuestro héroe Bernabé gruñó algo ininteligible.


-Grauishnasidnasbcasoasdñasáska

-¿Qué? - Dijo el doctor – No te he entendido.

-La..montaña...marrón...


Bernabé fue encontrado allí, inconsciente y con algunas magulladuras, y de ahí fue llevado al Valle.


-¿Qué hacías allí, chico? -le dijo el doctor Razvan-.

    -Estaba con.. un amigo

-Allí no encontramos a nadie más.

-¡¿Qué?! ¡Estaba conmigo!

-Será mejor que descanses, estás algo alterado. Mañana vendré a ver qué tal te va.


Allí Bernabé pasó la noche, aunque no pudo dormir debido a la angustia que le produjo la desaparición de Carlos, su mejor amigo.



El 16 de julio llegó de forma tan calurosa como el día anterior, y como el siguiente , y como el resto del verano. Lo que Bernabé no sabía es que iba a ser uno de los veranos más importantes de su vida... y de la de Carlos.


-Buenos días Bernabé, ¿cómo te encuentras?

-¡¿Habeis encontrado a Carlos?!

-Cálmate muchacho... - El doctor llamó a una enfermera.


La enfermera llegó,era una mujer jóven, que acababa de terminar la carrera. Se llamaba Alejandra, pero prefería que la llamasen Haplo. Nadie supo nunca por qué.


-Señora Haplo, es posible que lo que dice de su amigo sea provocado por una conmoción cerebral postraumática. La prioridad es que trateis sus heridas y su fractura de peroné.

-Si, señor Razvan.


La enfermera acudió a la camilla de Bernabé a suministrarle sus medicamentos.

-¡Os he oido hablar, Haplo, y sé que Carlos existía! - se agitó - ¡Y pienso ir a buscarle!

-Cálmate chico, no estás en condiciones de ir a ningún sitio. Yo te creo...

-¿EN SERIO?

-Si, porque... -La enfermera comenzó a sollozar. Se tapaba la cara con las manos – Carlos era mi sobrino... y ayer no volvió a casa... El no tiene familia, sus padres murieron por... un accidente.

-No puede ser, Carlos me dijo que vivía con sus padres

-El no lo sabe, pasó cuando el era muy joven.

-¿Cómo fue ese accidente? -Preguntó Bernabé muy alterado.

-Fue... un ajuste de cuentas, sus padres no eran trigo limpio.

-¿Algo relacionado con la mafia?


La enfermera no contestó, sino que se echó a llorar. A Bernabé se le empezó a enrojecer la cara. Le ardía como nunca.


-¿Te puedo pedir un favor? - Musitó Bernabé con voz entrecortada.

-Claro, pero estoy en horario de trabajo.

-¿Podrías ir a la Montaña Marrón por mí?

-¡¿La Montaña Marrón?! ¡Dicen que esta embrujada!

-Allí fue donde lo ví por última vez, si no me equivoco,el.. cayó conmigo.

-¿Cayó?

-Si, estabamos echando un cigar cuando....

-¡Sois muy jóvenes para fumar!

-¡No eres mi madre!

-Bueno, ¿y qué paso?

-Recogíamos todo cuando vimos un hombre vestido de verde. Empezamos a seguirle, porque nos habíamos perdido cuando caímos por un precipicio.

La enfermera estuvo un rato callada, meditando.


-De acuerdo, esta noche estoy libre, iré a buscar a mi...hijastro.



La noche llegó y Bernabé estaba demasiado nervioso,estuvo esperando a que la señorita Haplo llegase cuanto antes para contarle lo que ha podido ver por el.

Pasaron las horas y ella no llegaba. Cómo la noche anterior Bernabé no habia dormido,estaba agotado y no pudo evitar dormirse.


-Bernabé,despierta

-¿Eh? Haplo... ¿Eres tú?

-Shhh silencio. Si,soy yo.

-¿Dónde está Carlos?

-...

Se produjo un silencio, demasiado incómodo para la personalidad nerviosa de Bernabé.


-Debemos ir a la montaña, rápido

-¡¿DÓNDE ESTÁ MI AMIGO?!

-Te llevaré con el, botarate


Tras una ardua carrera, puesto que estaban deseosos de llegar, fueron a la falda de la montaña marrón.


Haplo estaba nervioso, buscando el atroz escenario que antes había presenciado. Pero no vio nada.


-Aquí hay un rastro y algunos arbustos destrozados – Dijo Bernabé

-¿Eh?


El rastro conducía colina abajo, hacia una gran roca. Siniestro total.


-¡Oh dios mío! Debemos ir,pueden haber supervivientes -Gruñó Haplo


Al llegar, vieron la peor imagen que jamás podrán olvidar: El coche, el cual era un pequeño y antiguo automovil, estaba completamente aplastado contra la roca. Se asomaron al interior, y vieron a un hombre de rasgos asiáticos aplastado contra el volante.


-¡A ese hombre le conozco! - Dijo Bernabé - ¡Es el asesino en serie que salía en las noticias!

-No puede ser, creía que lo habían capturado!


Pero lo peor no era esto,lo peor iba en el asiento de atrás del coche siniestrado. Eran los restos mortales de Carlos.


Nunca nadie supo más de ése coche, que desapareció al día siguiente.


Juanjo y Juan

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